¿Has oído hablar de un volcán que duerme,
tan alto y tranquilo que el cielo lo envuelve?Un gigante de piedra que un día rugió…
pero ahora susurra… y ya se apagó.
En lo alto del mundo, muy cerca del sol,
vive el Chicabal, un rincón sin igual.
Con árboles altos que tocan el viento,
y nubes que bailan al ritmo del tiempo.
Y justo en su cráter —¡ay, qué maravilla!—
descansa una laguna tan chiquitilla.
Muy chica, muy dulce, muy pura al mirar…
¡por eso le llaman el Chicabal!
parecen guardar secretos y escenas.
De flores que flotan y cuentos que vuelan,
de abuelos mayas que al cielo revelan…
Con velas, con rezos, con voz espiritual,
le hablan al alma del gran Chicabal.
Piden por lluvia, por maíz y calor,
piden al bosque, con todo su amor.
¿Y dónde se encuentra este sitio encantado?
¡En Xela, mi niño, un rincón adorado!
San Martín Chile Verde es su dirección,
un pueblo en las nubes, con gran corazón.
Sube la vereda, camina sin prisa,
escucha a los pájaros, siente la brisa.
Y cuando respires el aire más puro…
verás la laguna, ¡parece de otro mundo!
Cuidado, eso sí, no debes nadar,
ni tirar basura, ni gritar sin parar.
Porque este lugar no es para jugar…
¡es un templo del bosque que debes cuidar!
Si el día está claro y la bruma se va,
puedes ver desde arriba al Santa María.
¡Otro volcán grande, de lava y poder!
Pero el Chicabal… tiene su propio deber.
Él no lanza fuego, ni truena, ni explota.
Él guarda silencio… y a veces, flota.
Flota entre sueños, raíces y estrellas,
con su lagunita tan mágica y bella.
Así que si un día deseas volar,
sin alas, sin tren y sin despegar…
visita este cerro, respira su paz,
y deja que el Chicabal te hable… y ya verás.
Autor: Álvaro Rojas Meléndez (con alma de autor de cuentos famosos)