En lo profundo del volcán Santiaguito, entre los demonios que moran en su interior, destaca la figura de Xalajún, un ser despiadado que se deleita con el sufrimiento y la destrucción. Su presencia es impactante; su figura esbelta y elegante se envuelve en un manto de humo que danza alrededor de él. Las llamas que brotan de su ser crean un espectáculo hipnótico, iluminando la oscuridad con su danza luminosa.
Xalajun se convierte en un desafío para Juan Noj, el dueño del volcán. Este demonio es el culpable de la devastación que ha caído sobre su hogar, dejando humo y cenizas por doquier. La ardiente llama parece persistir en la zona, marcando el sitio donde Xalajun ha descendido.
La leyenda cuenta que Xalajun se ha escapado tres veces de las manos de Juan Noj, causando estragos cada vez. En esas ocasiones, la destrucción obligó al dueño del volcán a buscar más almas para reconstruir lo que se había perdido. La astucia de Xalajun es insidiosa: puede adoptar la forma que desee y engañar a los desprevenidos que llegan a las faldas del volcán, transformándose en coche monte, armadillo, taltuza, pero principalmente en un enorme perro, siendo solo sus ojos los que delatan su verdadera naturaleza.
Cuando divises humo o ceniza a un costado del volcán, ten la certeza de que Xalajun desciende por el lugar, oculto entre las sombras y el humo que lo envuelve. Sus cuernos, como espinas, se asemejan a las características del propio volcán.
Pero la historia no termina aquí. En una noche oscura, cuando la luna tiñe de plata las cumbres del volcán, Juan Noj logra, con astucia y valentía, atrapar a Xalajun. Con un conjuro ancestral, sella al demonio en las entrañas del volcán, liberando a el Palmar de su maléfica influencia.
Desde entonces, el volcán Santiaguito permanece en paz, con su actividad rutinaria muy usual y la leyenda de Xalajun perdura como una historia de desafíos y peligros que acechan en las entrañas del volcán. A pesar de los intentos de Juan Noj por controlar a este demonio traicionero, la naturaleza indomable de Xalajun se manifiesta una y otra vez en , dejando a su paso destrucción y la necesidad de reconstrucción.
para los pobladores de El Palmar lo mas comun para apaciguar la furia de Xalajun era sacrificar un gallo en la cima del volcan Santa Maria, con ello aunado al conjuro de Juan Noj, encerrar podrian por un largo periodo la furia de este ser sobrenatural que mora en lo mas profundo del volcan.
Autor: Alvaro Rojas Melendez.
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