La leyenda de la "Cueva del Canto Nocturno"

Hace muchos años, en una finca llamada La Florida, ubicada cerca de un majestuoso volcán Santiaguito y rodeada de bosques frondosos y colinas ondulantes, se hallaba una enigmática cueva que cautivaba la atención de todos.

La gente del lugar aseguraba que, justo antes de la median

oche, la cueva cobraba vida con misteriosos sonidos de animales. Lo curioso era que ninguna de las viviendas cercanas albergaba gallos u otros animales de granja.

La leyenda de la "Cueva del Canto Nocturno" se transmitió a lo largo de generaciones, avivando la curiosidad de los habitantes con cada relato. Inicialmente, escuchaban con temor esos extraños sonidos debido al horario, pero con el tiempo, la intriga se apoderó de sus corazones. Optaron por sellar la entrada de la cueva, creyendo que así pondrían fin a los misteriosos cantos y cerrarían la posibilidad de que alguien se aventurara a investigar.

Sin embargo, la magia de la cueva persistió. A pesar de que sellaron su entrada con piedras y tierra, cada noche, a la misma hora, el canto de un gallo resonaba desde su interior. No solo eso, sino que también se escuchaba el suave murmullo de una cascada, aunque desde afuera antes de cerrarla solo se percibía oscuridad total.

Un joven valiente llamado Esteban, residente cercano a la cueva, decidió abrir el misterio detrás de la "Cueva del Canto Nocturno". Con linterna en mano, Esteban se aventuró en la oscuridad.

Dentro de la cueva, se encontró con un mundo completamente diferente. Descubrió un lugar iluminado por luciérnagas danzantes y una cascada cristalina que emitía destellos de luz lunar. En el centro, un majestuoso gallo blanco cantaba con gracia, pero este gallo en particular tenía una cresta roja como la sangre y unos ojos que irradiaban enojo por la intrusión.

Al ver a aquel animal, Esteban sintió que su cabeza pesaba como una roca, y su cabello parecía erizarse ante la mirada penetrante del gallo. Salió corriendo, desmayándose en la entrada de la cueva.

Cuando Esteban se recuperó, regresó a su casa. Los días pasaron, y era evidente que Esteban llevaba consigo una carga. Cada noche de luna llena, al caminar por las carreteras de terracería de la finca, se escuchaba sobre su cabeza un ave aleteando, y se sentía un viento sobre sus hombros provocado por el aleteo. Sin embargo, al mirar hacia arriba, no se veía ningún ave que pudiera causar tales sensaciones.

Los vecinos afirmaban que Esteban había escapado del encanto de la cueva, pero se condenó a llevar consigo el espíritu de aquel ave, que se manifestaría cada vez que caminara en las noches de luna llena.

Autor: Alvaro Rojas Melendez.

alvarome2003@gmail.com

leyenda inspirada en una cueva que existe en la vida real en una finca llamada la florida perteneciente al municipio de El Palmar.

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La oscura leyenda del día en que Xalajun emergió del volcán Santiaguito

La mañana del viernes 9 de mayo de 2014 amaneció extraño en las cercanías del volcán Santiaguito. Un silencio inusual reinaba en el aire, presagiando algo siniestro.

En las entrañas del volcán Santiaguito, algo se movía. Un crujido espeluznante recorrió la tierra, abriendo una grieta en la ladera. De ella emergió Xalajun, un demonio aprisionado durante décadas por Juan Noj, el dueño del volcán.

Xalajun, envuelto en sombras, vio la luz del sol por primera vez en mucho tiempo. La persiguió con avidez, liberando una enorme nube de ceniza que oscureció el cielo y lo cubrió todo a su paso. Descendió por la ladera del volcán hasta llegar a la base, alejándose lo más posible del dominio de Juan Noj que equivale 14 leguas.

Los habitantes de fincas vecinas observaron con horror cómo el demonio se acercaba a ellos. Un anciano del pueblo, conocedor de un antiguo ritual, suplicó que Xalajun fuera detenido y devuelto a su prisión.

El astuto demonio, tras sembrar el caos, se escondió tomando la forma de un coche monte, un tacuacín o un perro. Solo sus ojos delataban su verdadera naturaleza, conociéndose además que quien lograse capturarlo en su forma animal recibiría una recompensa del señor del volcán, ya que Xalajun era la causa de los constantes incendios que asolaban su hogar.

Un anciano afirmaba que hablar de Xalajun era hablar de ceniza, humo y arena. Este demonio, como muchos otros que habitaban en el volcán, era la personificación de la maldad.

La oscura leyenda del día en que Xalajun emergió del volcán Santiaguito quedó grabada en los alrededores del cauce Nima Uno, pero también en la memoria de los habitantes de fincas vecinales, quienes desde entonces vivieron con el temor constante a su regreso.

La leyenda de Xalajun

autor: Alvaro Rojas Melendez.

email: alvarome2003@gmail.com

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