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viernes, 12 de septiembre de 2025

Posted by El Palmar Tv. 19:47:00 No comments

 

El Abuelo Volcán Alzatate que quería ser un jardín

En Jalapa lejano, allá bien callado,
vivía un volcán, redondito y sentado.



No era famoso, ni echaba humito,
era el Abuelo Alzatate, dormilón y bonito.

Roncaba despacio, suave como viento,
pero un día sintió un gran sentimiento.
—¡Ay, gran púchis, qué aburrición!
Todos hacen algo, ¡menos este volcón!

El Pacaya echa humo, el Tajumulco es gigante,
y yo solo duermo, tranquilo y errante.
—¡Quisiera ser más, tener otra misión!
¡Quisiera ser flores, quisiera un jardínón!

En su cima vivía Chipilín la ardilla,
que brinca y salta como semilla.
Escuchó al abuelo con gran atención:
—¿Y vos por qué hacés tanta preocupación?

—Mirá, Abuelo, no estés tan tristón,
vos ya sos jardín, ¡el más chilerón!
Tenés pinos altos que son tu sombrero,
y pájaros cantan tu canto sincero.

Los conejos juegan, se esconden, se van,
y en tus faldas crece café de mi pan.
Hay aguacatales, duraznos dulzones,
¡tu tierra da vida y un montón de sazones!

El abuelo miró y no lo podía creer,
su corazón volcán comenzó a entender.
Y Chipilín dijo, saltando feliz:
—¡Sos sagrado y querido, así es tu raíz!

La gente Xinka sube a rezar,
pide por lluvia, le gusta cantar.
Vos sos abuelo, protector, guardián,
silencioso y fuerte, volcán bonachón.

Desde ese día ya no se sintió mal,
sabía que era especial, único y genial.
Un volcán dormilón, tranquilo y sereno,
con corazón grande, ¡chapín y pleno!

Y colorín colorado,
este cuento rimado
ya se ha terminado.

El Abuelo Alzatate feliz seguirá,
soñando jardines… ¡y al que quiera visitará!


Autor: Álvaro Rojas Meléndez

Posted by El Palmar Tv. 19:17:00 No comments

 

Ixtepeque y su Corazón de Obsidiana

En Jutiapa lejano, de cielo brillante,
vivía un volcán chiquitín, elegante.
Se llama Ixtepeque, dormido y callado,
un volcán apagado, pero bien parado.


Mil doscientos noventa y dos metros subía,
con matorrales y piedras que el sol relucía.
No echaba humo, ni lava, ni ruido,
pero tenía un tesoro escondido.

¡Obsidiana brillante, negra y bonita!
parece la noche que nunca se quita.
También hay rojiza, como el sol al bajar,
piedritas que saben cantar y brillar.

Un niño curioso, Ricardo se llama,
le dijo a su madre con toda la gana:
—¡Subiré al volcán, quiero su corazón!
¡Lo busco, lo encuentro, esa es mi misión!

La madre le dijo con voz emocionada:
—Hay una leyenda, de esas bien contadas:
el volcán guarda un corazón de obsidiana,
un regalo de tierra, chispa soberana.

Ricardo subía, ¡qué duro el camino!
Se resbaló mucho, pero iba sin tino.
A cada pasito, sorpresa encontraba:
piedritas brillosas que el sol le mostraba.

Eran estrellitas, redondas, alargadas,
como si el volcán, con manos calladas,
le fuera diciendo: “¡Niño, ven acá!
Mi historia en piedritas te quiero contar”.

Hace mucho tiempo, con fuego y calor,
Ixtepeque rugía con gran resplandor.
Su lava tan rápida se enfrió de repente,
y así nació el vidrio brillante y ardiente.

Ricardo entendió con gran emoción:
el volcán no tenía un solo corazón…
¡Tenía miles, brillando en el suelo,
cuidando la tierra, el campo y el cielo!

Llegó a la cima y nada encontró,
solo tierrita, plantitas y sol.
El cráter tapado dormía tranquilo,
soñando en silencio, guardando su brillo.

Ricardo sonrió y al pueblo miró,
el maíz y los cerros de lejos vio.
Se dio cuenta al fin, con el alma contenta,
que el corazón del volcán en pedacitos se cuenta.

Bajó sin piedras, pero con tesoro,
un secreto guardado que vale más que el oro.
Y cada obsidiana que ahora miraba,
era un regalo del Ixtepeque que hablaba.


Autor: Álvaro Rojas Meléndez

Posted by El Palmar Tv. 18:15:00 No comments

 El Secreto del Abuelito Volcán Suchitán

¡Miren, patojos! ¡Miren, patojas!



¿Ven ese cerro de mil colores?
Grande, verdecito, tocando el cielo,
es el Suchitán, volcán sin desvelo.

Un volcán dormilón, de puro corazón,
que sueña tranquilo, sin gran erupción.
No echa humo, no echa fuego,
solo cuida su pueblo entero.

Allá en Santa Catarina Mita,
la tierra es bonita, bonita, ¡requetebonita!
Suchitán significa “flores sin fin”,
un jardín gigante, ¡de olor jazmín!

En un pueblito chiquititán,
vivía la patoja María, ¡qué gran!
Con su abuelita al lado del fogón,
escuchaba leyendas con gran emoción.

—Mijita —decía la abue con sazón—,
allá en la cima hay una Piedrona grandotototón.
Dicen que brujas la fueron a poner,
para un gran secreto poder esconder.

—¿Qué secreto, abuelita, me puede contar?
¿Será que el volcán me lo quiere enseñar?

—Debajo de esa piedra, con gran resplandor,
vive escondida la Serpiente de Oro.
Con cuernitos dorados y cuerpo brillante,
ella es la guardiana, firme y gigante.

María escuchaba, ¡su corazón brincaba!
Soñaba y soñaba, ¡y más preguntaba!
Hasta que un día dijo: —¡Voy a subir!
Con atol y jocotes me voy a lucir.

Subió y subió, sin parar de subir,
oyendo a los pájaros ¡piu, piu, piu, piuír!
Las flores cantaban, el aire reía,
y el sol en su cara brillaba de día.

De pronto la vio… ¡ay, la Piedrona!
Grandota, callada, tranquila, pachona.
María la tocó con mano ligera:
—¿Hola, Serpiente de Oro, usted está afuera?

La roca tembló, ¡rum, rum, rumbleó!
El volcán susurró, ¡crack, crack, crujeó!
Pero María valiente no se achicó,
una flor de Suchitán en la piedra dejó.

De pronto brilló un destello bonito,
el aire se hizo fresco y fresquito.
El volcán sonrió, la montaña cantó,
y María supo: la serpiente aceptó.

Bajó la patoja feliz de emoción,
llevaba en el pecho pura ilusión.
El secreto guardaba el volcán dormilón:
¡la Serpiente de Oro era su corazón!

Así que ya saben, patojos, ¡mirá!
Suchitán no solo está allí para estar.
Es un abuelo gigante que cuida y protege,
con flores, leyendas y un aire que festeje.

Y colorín colorado, en Jutiapa este cuento encantado ha terminado.

Autor: Álvaro Rojas Meléndez

Posted by El Palmar Tv. 13:55:00 No comments

 

El Guardián Jumaytepeque

En Santa Rosa, allá en el oriente,



vive un volcán alto, tranquilo y sonriente.
No ruge, no asusta, no quiere pelear,
prefiere a los niños historias contar.

“Soy Jumaytepeque, cerro grandulón,
verde, dormilón, guardián de corazón.
No echo fuego, no saco calor,
mi fuerza está en dar vida y amor.”

Los patojos subieron con gran emoción,
por ver de cerquita al noble volcán.
“¿Por qué no explotas? —dijo un patojo—
¿será que tenés miedo o sos medio flojo?”

El volcán sonrió con voz de tambor:
“No soy flojo, patojito, soy volcán protector.
De mis laderas brotan flores y pinos,
vienen a jugar venados y pollinos.”

Arriba brillaba la Cruz del Milenio,
y el aire olía a café pequeño.
Los niños gritaban: “¡Ala, qué chulada!
¡Qué vista tan linda, qué tierra sagrada!”

El volcán les habló con voz de consejo:
“Cuiden mi falda, mi bosque y mi espejo.
No tiren basura, respeten mi ser,
así yo les doy vida una y otra vez.”

Los niños bajaron saltando de gozo,
contentos, alegres, riendo a lo loco.
Y todos aprendieron que ser fuerte es cuidar,
no destruir, sino siempre amar.

Moraleja con rima:
“Si al bosque cuidás y no lo ensuciás,
vida y alegría siempre te dará.”


Autor: Alvaro Rojas Melendez.

miércoles, 10 de septiembre de 2025

Posted by El Palmar Tv. 13:42:00 No comments

 

El Abuelo Quetzaltepeque

¡Hola patojada, escuchen con gana!

Aquí viene un cuento de tierra chapina, tempranito en la mañana.

Había una vez, allá en Chiquimula,
un volcán gigante con carita de abuela chula.
Pero no tiraba fuego, ni ceniza, ni calor,
era un abuelo dormilón, bonachón y de buen humor.

Su nombre era largo, bonito y chapín,
Quetzaltepeque, ¡qué volcán tan fin!
(No como el lujo que brilla y reluce,
sino porque a todos cariño les produce).

En vez de humo y lava que todo arruina,
tenía bosquecitos que cambiaban su esquina.
Verde en verano, dorado en invierno,
con pajaritos cantando su canto tierno.

Pero aquí viene el secreto, ¡pónganse atentos!
¿Por qué “Quetzaltepeque”? ¡Les cuento en un momento!

Hace mucho, pero mucho, en un tiempo lejano,
vivían quetzales con plumaje temprano.
Verdes brillantes, rojos de fresa,
colas larguísimas, ¡qué belleza!

Entre todos había un quetzal chiquitito,
se llamaba Kukul, era puro periquito.
No era el más grande, ni el más pintado,
pero era curioso, alegre y arriesgado.

Volaba a la cima, donde el volcán dormía,
y la nube traviesa lo abrazaba todo el día.
Desde allí miraba el valle y el río,
los pueblos, las casas, ¡todo el gentío!

Kukul y el volcán se hicieron compadres,
uno contaba cuentos, el otro guardaba tardes.
Fue el quetzalito quien un día declaró:
“¡Este volcán será Quetzaltepeque, y así se quedó!”.

Desde entonces el abuelo no duerme de flojo,
sueña cuidando con cariño a su antojo.
Cuida a la gente, al bosque y al río,
y a veces en el viento se escucha su brío.

Así que patojos, si un día ustedes suben,
calladitos, calladitos, que las aves no se asusten,
quizá vean a Kukul con su cola brillante,
volando feliz, ¡como guardián caminante!

Y colorín colorado, del Quetzaltepeque este cuento ha terminado,
con su quetzal alado y su bosque encantado.
🌋🐦🌳


Autor: Álvaro Rojas Meléndez

Posted by El Palmar Tv. 12:06:00 No comments

 

El Volcán San Antonio, el Pequeño Gran Dormilón

En San Marcos, Guatemala, donde canta el pajarón,
vive un volcán distinto… ¡un pequeñón dormilón!

No ruge ni truena, no echa humo al montón,
prefiere quedarse callado en su rincón.

Se llama San Antonio, volcancito especial,
con su manto de árboles y su aire jovial.
Mide dos mil quinientos catorce metrón,
pero entre los volcanes… ¡es un pequeñón!

Anita lo mira con gran admiración,
y Pedrito pregunta con curiosidad y emoción:
—Mamá, ¿por qué nunca hace “¡pum!” este señorón,
si todos los otros despiertan con canción?

La madre sonríe y con calma explicó:
—Nuestro San Antonio hace tiempo durmió.
Hace miles de años quizá despertó,
pero ahora descansa, ¡y en paz se quedó!

—¡Que despierte un poquito! —gritó Pedritín,
—¡quiero ver si guarda tesoros allí!
—Oh no, mi Pedrito —la madre advirtió—,
si un volcán se despierta, ¡qué susto nos dio!

Pero escucha este cuento que el abuelo contó,
un secreto de mayas que el tiempo guardó:
Que dentro de un monte, su primo mayor,
se escondían regalos de vida y amor.

Un pájaro carpintero picó sin parar,
hasta que semillas salieron a volar:
el maíz para tortillas, el frijol para guisar,
el agua fresquita y el fuego al hogar.

—¡Qué maravilla! —dijo Anita con pasión—,
—los volcanes son cofres de vida y canción.
—Así es —dijo madre con dulce emoción—,
y San Antonio protege la vida en montón.

Se puede subir y no es gran misión,
¡en treinta minutos llegas con emoción!
Sus bosques te esperan, su aire es mejor,
paisajes hermosos que llenan de amor.

Es un pequeñón guardián, un volcán de valor,
no necesita rugir ni causar gran temor.
Su fuerza está en dar vida, en cuidar con pasión,
y en soñar tranquilito… cual gran dormilón.

Y colorín colorado este volcán se ha contado,
es un pequeñón sabio que nunca ha fallado.
Que siempre lo cuiden con gran devoción,
¡el San Antonio es orgullo de toda la nación!


Autor: Álvaro Rojas Meléndez

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