“El Volcán Tobón, la Montaña del Silencio”
En Jalapa, en Pinula, en la Aldea Tobón,
se alza un gigante, ¡sí!, el gran **Volcán Tobón!
No truena, no escupe, no lanza candela,
pero guarda agüita, ¡qué cosa tan buena!
Dos mil ochenta y siete metros tiene,
es alto, altote, y nunca se viene.
Algunos le dicen volcán, otros cerro,
pero él solo ríe: “¡Soy grande y sincero!”.
Con bosques de pinos, con selva y canción,
allí viven aves y el chipe ratón.
Hay frijol, maicito, cafecito también,
y el agua fresquita que calma la sed.
Un día Juanito subió con su hermana,
“¡Vamos patojos, la cima nos llama!”.
En una horita llegaron contentos,
y allá en El Silencio soplaban los vientos.
“¡Miren allá lejos volcanes de fuego!
¡Y aquí está el Tobón guardando sosiego!”.
De pronto la voz del cerro tronó:
—¡Cuiden mis bosques, cuiden mi don!
“No talen mis pinos, no tiren basura,
el agua es tesoro, ¡es vida segura!”.
Los niños dijeron: “¡Sí, vamos a honrar!
Tu bosque y tu cima debemos cuidar”.
Y cuentan que aún, si tú vas de visita,
y escuchas callado en la cima bonita,
se oye un susurro, se oye un consejo:
—¡Cuiden el agua, cuiden lo viejo!
El Volcán Tobón, gigante guardian,
protege a su gente, ¡qué amigo más pan!
Y colorín colorado,
este cuento rimado
se ha terminado.
Autor: Álvaro Rojas Meléndez
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