Entre todas las historias que se entrelazaron bajo sus
hojas, la más inquietante es la de Manuel y Lucía. Manuel, un joven palmarense
de corazón noble, estaba enamorado de Lucía, una estudiante del instituto
local. Se encontraban cada día al pie del árbol, justo a las seis de la tarde,
y sus conversaciones se prolongaban hasta que las sombras de la noche los
obligaban a regresar a casa, temerosos de los regaños por llegar tarde.
El árbol, albergando tantos susurros de amor, atrajo la
atención de un espíritu del bosque: una ninfa, una criatura mágica que
observaba a las parejas con curiosidad. Cuando la ninfa vio a Manuel, quedó
cautivada por su pureza y su bondad. Así, una noche, decidió presentarse ante
él.
Aquella tarde, Lucía esperó a Manuel bajo el árbol, pero él
se retrasó. Desilusionada, se fue antes de que él llegara. Media hora después,
Manuel apareció y vio a una hermosa joven sentada a los pies del árbol.
Intrigado por su presencia, se acercó y le preguntó qué hacía allí tan tarde y
sola. Ella le respondió sin titubear que esperaba a su amado. Conversaron largo
rato, y Manuel, fascinado por su belleza y misterio, no se percató de que
estaba hablando con la ninfa.
La leyenda cuenta que la ninfa, enamorada del corazón puro
de Manuel, lo atrapó, alzando su espíritu dentro del árbol. Lucía, al regresar
al día siguiente y no encontrar a Manuel, comenzó a escuchar un susurro que
parecía provenir del viento entre las ramas. Era la voz de Manuel, pidiendo
ayuda.
Desesperada, Lucía comprendió lo que había sucedido e invocó
a la ninfa, suplicándole que la dejara estar con su amado. La ninfa, conmovida
pero implacable, no cedió. Lucía, consumida por el dolor, murió al pie del
árbol. En el lugar donde cayó, creció una planta enredadera conocida como
"mata palo", que poco a poco fue sofocando al viejo árbol.
Con el tiempo, el "mata palo" ahogó la esencia del
árbol, destruyendo así no solo el refugio de los enamorados, sino también los
espíritus del bosque. Hoy en día, el lugar donde se erguía el árbol del amor es
solo una sombra de lo que fue, y en las noches, algunos aseguran escuchar susurros
en el viento, los ecos de un amor condenado.
Así es como termina la leyenda del Árbol del Amor, una
historia de pasión, espíritu y tragedia que perdura en los susurros del parque
de Palmar.
Autor: Alvaro Rojas Melendez.
email: alvarome2003@gmail.com
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