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jueves, 27 de junio de 2024

Posted by El Palmar Tv. in , | 11:02:00 No comments

 Había una vez un niño llamado José que vendía dulces y chicles en el cementerio de El Palmar. Aprovechaba la llegada de los cortejos fúnebres y la enorme cantidad de personas que los acompañaban para aumentar sus ventas. 


Entre la multitud, se le veía ofreciendo sus dulces y chicles; algunos le compraban, mientras que otros simplemente lo ignoraban. José observaba a la gente y el paso del ataúd siendo cargado por los familiares, preguntándose cómo la muerte le ofrecía la oportunidad de incrementar sus ventas. En cada cortejo fúnebre que ingresaba al cementerio, siempre veía entre la multitud a un hombre que lo observaba continuamente. Asustado, José prefería perderse entre la multitud, pero el hombre siempre parecía encontrarlo. 

 Un día de intenso calor, vio pasar por la calle que lleva al cementerio a una multitud de personas acompañando a un difunto a su última morada. José se sintió feliz, pues podría vender más, y los siguió. De tanto andar de aquí para allá, entre la multitud y el calor, se sintió cansado y decidió sentarse a la orilla de una tumba. Pronto sintió sus ojos pesados y se quedó dormido, comenzando a soñar. En su sueño, vio al hombre que siempre lo observaba en cada entierro. Este se le iba acercando, y José sintió temor, pero sus pies estaban demasiado pesados para poder correr.


 El hombre, al estar cerca, le preguntó: "¿Cómo te llamas?" "Me llamo José", respondió el niño. "Hola José, yo me llamo Antonio Coq Ol. Dime, ¿cómo van tus ventas?" "Ni tan bien, ni tan mal, sino todo lo contrario", respondió José. Antonio sonrió y le dijo: "Dile a tu mamá que te cuide mucho y que no te deje venir solo al cementerio. No ves que algo te puede pasar." El hombre comenzó a alejarse sin voltear, y José sintió que todo se movía como en una pesadilla. 


 José se despertó recostado sobre una tumba. Miró la lápida y leyó: "Aquí yace Antonio Coq Ol, una persona humilde y trabajadora." El niño se espantó al reconocer el nombre del hombre que le habló en sueños. Decidió regresar a casa y, al llegar, le contó a su mamá lo sucedido. Al escuchar el nombre de Antonio Coq Ol, su madre comenzó a llorar. Ella le explicó que, cuando estaban de novios, quedó embarazada, pero la familia de Antonio no permitía la relación y un día simplemente no supo nada más de él. 


Desde entonces, ella sola crió a José. El hombre que le habló en sueños, el que estaba en la tumba, era su padre. Se decía que Antonio no soportó la tristeza de alejarse de su amor y de no haber podido conocer al fruto de su amor. Desde entonces, cada 1 de noviembre, se veía a José y su madre llevando flores a la tumba de Antonio, el hombre que en sueños conoció a su hijo. José nunca volvió a ver esa aparición, y con el tiempo dejó de vender en el cementerio. Creció y se convirtió en un hombre de bien, siempre recordando la extraña y conmovedora conexión que tuvo con su padre en aquel sueño en el cementerio.


Autor:

Alvaro Rojas Melendez.

email: alvarome2003@gmail.com

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