Hace muchos años, en una finca cafetalera cercana al
imponente volcán, se esconde una leyenda que estremece los corazones de quienes
la escuchan. En aquel lugar, donde los aromas del café se mezclan con el
susurro del viento, se cuenta la historia de Susana, una mujer que vivió el
acecho de un hombrecillo travieso, conocido como el Sombrerón, un ser mágico
que encantaba a las mujeres con su sombrero gigante.
Susana compartía una humilde habitación con su madre y su
hermano José. Todo comenzó en un día soleado, cuando Susana se topó con un
joven de baja estatura a lo largo del camino. El joven, con una mirada llena de
encanto, le pidió acompañarla, pero Susana, sintiendo un escalofrío recorrer su
espalda, rechazó su oferta y huyó asustada.
Desde ese día, una extraña presencia comenzó a rondar la
habitación de Susana. Cada noche, al apagar las luces, un aura de misterio llenaba
el aire, y al despertar, Susana descubría su cabello trenzado, a pesar de no
recordar haberlo hecho ella misma.
Los días pasaron y la salud de Susana comenzó a
deteriorarse. Sus ojos se cubrieron de ojeras debido al insomnio provocado por
el constante acoso del Sombrerón, quien solo ansiaba conquistarla.
Una noche, José, decidido a proteger a su hermana, se
mantuvo alerta con un machete bajo la cama. Cuando la presencia del hombrecillo
se hizo presente, José se enfrentó a él, pero sus esfuerzos fueron en vano. El
Sombrerón escapó ante la señal de la cruz y el filo del machete.
Los vecinos revelaron a José el oscuro secreto del
Sombrerón: su obsesión por las mujeres de hermoso cabello, herida de un amor
perdido en el pasado. Le aconsejaron que Susana debía cortarse el cabello para
liberarse del acoso.
Siguiendo el consejo, Susana se despidió de su larga
cabellera. Aquella noche, el Sombrerón regresó, pero al encontrar el cabello en
el suelo, lanzó un grito terrorífico y desapareció en la oscuridad, dejando
tras de sí una pequeña moneda de plata.
José guardó la moneda, ajeno al poder que encerraba. Con el
tiempo, se casó y tuvo cinco hijas, todas ellas con hermoso cabello. Pero nunca
tuvo un hijo varón. Un brujo local le reveló que la única manera de romper el
hechizo era deshaciéndose correctamente de la moneda, pero para entonces, era
demasiado tarde.
Alvaro Rojas Melendez.
email: alvarome2003@gmail.com
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Rojas Producciones.
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