Para algunos, esta tradición simboliza la batalla entre el bien y el mal, la cual es ganada por el bien cuando el Diablo es quemado convirtiéndose en cenizas.
Durante los días previos, los guatemaltecos acostumbran a seleccionar objetos inservibles, además recolectan paja y ramas secas de árboles que amontonan en las calles para prenderle fuego el esperado día.
La tradición se ha convertido en un tema de discordia entre la población; ya que es criticada por grupos ecologistas que la ven como un foco de contaminación y por grupos protestantes que la consideran una festividad sin fundamento y una adoración a Satanás
Es importante mantener una cultura de tolerancia para construir una cultura de paz, velando siempre por el bienestar de los demás.
Debemos pues preocuparnos porque la tradición siga de una forma ambientalmente responsable, evitando quemar objetos plásticos, llantas y otros productos nocivos para la salud y que además generan contaminación atmosférica, partículas de hollín, cadmio, arsénico, plomo y zinc.
Grupos ecologistas invitan a los guatemaltecos a no quemar hule, plásticos y otros combustibles que ocasionan mayores grados de polución.
fuente:
Mundochapin.com
