EL PALMAR QUETZALTENANGO GUATEMALA

Estéreo Palmarense

Deja tu comentario

Siguenos en redes sociales

Contador de visitas

Siguenos

Invítanos un café

sábado, 6 de abril de 2024

En las sombrías tierras del Palmar, una leyenda inquietante acecha entre el vapor de los volcanes. Se dice que cuando un rayo surca los cielos y se estrella sobre el imponente volcán Santiaguito, una entidad maligna sale de su morada, desatando el terror y la desolación en su camino. 

 

Este ser infernal, conocido como,  xoqʼol es el guardián siniestro de las sendas que recorre el dueño del volcán, Juan Noj, cuando visita a sus parientes en los volcanes del Pacífico.

El Demonio xoqʼol, corpulento y oscuro, no puede extender su influencia más allá de las estrechas márgenes del cauce del río Nima Uno, que se une al Samalá. Su tarea primordial es mantener libre la ruta del viaje de Juan Noj, asegurando su paso sin desviaciones. Sin embargo, como todo ser maligno, anhela sembrar el caos y la destrucción a su alrededor.

A pesar de su misión, xoqʼol no es inmune al deseo de provocar problemas. Su presencia perturba a aquellos que se acercan a  contemplar el cauce del río, pero su atención se centra en una joven de belleza deslumbrante que se asoma desde un puente de hamaca. Impulsado por un deseo insano, el demonio adopta forma humana y se aventura en busca de la Joven, internándose en lo que hoy conocemos como el Viejo Palmar. Sin embargo, su búsqueda resulta en vano, pues la joven había partido para visitar a un familiar.

La osadía del xoqʼol no pasa desapercibida para Juan Noj, quien lo castiga por su insolencia. Sin embargo, el castigo no es convertirlo en humano, como él deseaba, sino condenarlo a vagar entre el lodo y los escombros volcánicos del poblado. Esta condena desata una ola de destrucción que envuelve al Palmar, transformándolo en un lugar desolado, un pueblo fantasma.

 


Conclusión:

Cada año, cuando un rayo ilumina el oscuro cielo sobre el volcán, los habitantes del Palmar saben que el Demonio de Lodo pronto regresará, acechando por los rincones del poblado. Su presencia es una advertencia sombría de la Tragedia que se avecina, recordándoles que el mal nunca descansa y que la Leyenda del Xoqʼol continúa alimentando el temor en los corazones.


Autor: Alvaro Rojas Melendez.

Derechos reservados.





0 comentarios:

Search

Bookmark Us

Delicious Digg Facebook Favorites More Stumbleupon Twitter