Chispita no es una ardilla cualquiera. Tiene ojos brillantes como estrellas, una cola esponjosa como nube de algodón, y una energía que chispea con solo verla. Su mejor amigo es Kaik, un zopilote sabio que vuela muy alto y siempre le cuenta historias del cielo.
A Chispita le encantan las nueces, ¡sí, señor!
Cruje, crac, croc… siempre lleva una en la boca y otra en la cola.
“¡Hay que prepararse!”, dice cantando.
Ramita por aquí… 🌿
Ramita por allá… 🌿
¡Ho ho hooo, qué emoción!
El secreto está en la preparación.
Construye su casita entre ramas fuertes y hojas secas, la llena de nueces dulces y suaves, y la asegura contra el viento y la lluvia.
Porque si el viento sopla fuerte… 🌬️
Y si la lluvia cae sin parar… ☔
Chispita no se asusta.
“Tomar acciones anticipadas hace del hogar un lugar cálido y seguro”, repite con sabiduría.
De vez en cuando, Chispita escucha el lejano retumbo del volcán…
¡RUMMMMBLE!
Pero no se asusta.
Ella sabe que hay que respetar al volcán, y nunca se acerca más de lo necesario.
Una vez, llovió y llovió durante muchos días sin parar.
Las ramas chorreaban, las hojas se pegaban al suelo, y el aire olía a tierra mojada.
Pero Chispita, siempre previsora, ¡tenía su hogar lleno de nueces!
Y así, ni hambre ni frío pudo pasar.
“Pues el secreto está en la preparación”, decía con orgullo, mientras se acurrucaba en su nido.
Lluvia por aquí…
Viento por allá…
Y el volcancito hasta allá…
¡Todos son mis amigos, pues no me pueden dañar!”
Y mientras se dormía entre crujidos y calorcito, murmuraba bajito, casi como canción:
“El secreto está en la preparación…”
Autor: Álvaro Rojas Meléndez
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